Pequeña y dulce Paige... ¡cuánto te echamos de menos!. ¡Estamos tan agradecidos de haber recibido el regalo de conocerte!. Aunque no logramos tenerte entre nosotros todo el tiempo que nos habría gustado, atesoramos cada maravilloso momento que hemos pasado en tu compañía. Cada sonrisa. Cada carcajada. Cada vistazo para verte dormir. Fuiste profundamente amada, y te echamos profundamente de menos. Pero descansamos sabiendo que tu vida, aunque muy corta, fue muy rica. Porque nos trajiste mucha alegría... tu espíritu alegre y tu sonrisa radiante trajo paz a todo el que te conoció.
Desearíamos que esta historia hubiese acabado de manera distinta, pero confiamos en que estarás en unos brazos que te querrán y te reconfortarán hasta un punto inimaginable para nosotros. Confiamos en que no llorarás más. Y esperamos que tu pequeño corazón esté ya reparado y sanado para siempre. Paige, te queremos y te echamos de menos, y si tuviéramos que empezar de nuevo diríamos “Si” sin dudarlo... pues has sido un regalo impagable.